jueves, 3 de septiembre de 2009

SIN FELICIDAD NO HAY NADA

Nació un 29 de febrero en la hermosa ciudad del encogido, de niño era obligado a estudiar, hacía deporte y sonreía por su adorada mamá, tocaba el piano, arreglaba su cuarto por no verse menos que su hermano quien adoraba los quehaceres y más de mil actividades diarias; era el chico perfecto y le llamaban Danicito. Mientras Danicito limpiaba su cuarto feliz y danzando, su hermano -a quien llamaban Duvancito- lo hacía maldiciendo y planeando su apropiado futuro; vivió así veinte años "trágicos" al lado de su hermano y sus padres.
Danicito había terminado sus estudios académicos y universitarios; él estaba ejerciendo la profesión de médico en el hospital del dolor. Tenía mil amigos, una hermosa novia y unos suegros adorables quienes amaban el dinero del agradable Danicito.
Por otro lado se preguntarán ¿y Duvancito?... Bueno el ingenioso Duvancito a quien desde pequeño le molestó servir para algo, decidió ser el tonto más famoso del mundo; después de cumplir sus 18 años y terminar la primaria satisfactoriamente se dio cuenta de que no se aguantaba ni él mismo, entonces empezó a filtrarse en el gran y despiadado mundo del libertinaje; quiso hacer lo nunca antes hecho: fumar, beber, bailar, comercializar drogas, y así consiguió mil novias y con todas se divertía; instaló un casino el cual nombró trío; consiguió el dinero y la fama que siempre anheló; tuvo 15 hijos cada uno con diferente madre; él respondía por todos sus pequeñines y nunca más en la vida quiso saber de su verdadera familia.
Duvancito quien veía la vida tan deportivamente logró ser reconocido, disfrutó hasta el cansancio de los placeres anhelados desde niño; el tiempo pasaba y Duvancito se daba cuenta de una necesidad de cariño, de un hueco en sí mismo el cual no llenaba disfrutando con sus amigos; fue cayendo repentinamente en una depresión, no se hallaba, sentía la vida sin valor alguno, se preguntaba cuál era su destino, si era útil en la vida o no, estaba desesperado y fumaba mucho.
Un mes despues se dio cuenta de la muerte de su madre; trató de acabar con su vida, la depresión aumentó tanto que fue llevado a un hospital mental; allí se instaló por un largo tiempo y creía escuchar una voz que decía: "ya hiciste de todo y no harás más; conociste, derrochaste y reprochaste. Ya no te aguantas más, ya no hagas más"...

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